Subtítulo; “Cuando la persona, no necesita “cuarto y
mitad” de maquillaje.”.
No cabe duda que
algunas personas, llamadas intelectuales, conforme aumentan su éxito y el
reconocimiento por los demás, tanto de sus habilidades, juego de palabras,
puntos de vista y como no… regalar mensajes que todos desean escuchar, se están
creando su propio mundo y religión, donde ellos o ellas, son los que marcan en
cada momento lo que está bien y está mal.
Cuando se llega a este punto, cuando los éxitos de sus “mensajes”, son tangibles y se cuantifican en dinero y popularidad, que también atrae la “pasta” de parecida manera, no es difícil, algunos y algunas se libran, caen en lo que este servidor, denomina “la levitación”, es como si flotaran, fueran más altos, estuvieran por encima de los valores de las personas normales, de a pie, y más, sobre todo, de sus seguidores y seguidoras, que llegan a idolatrarlos o idolatrarlas…
“Dicen verdades como puños”, algunos dicen de estos divos, quizá porque estos fans, nunca leyeron La Biblia
Yo también, lo
confieso, he sido seguidor de alguna de esta celebridad que es de actualidad.
Afortunadamente, quizá por ser marino, haya evolucionado por dos motivos
diferentes; desde la comparativa, observar la evolución negativa del personaje
en algunos años, cuando el “personaje” se come a la persona. Cuando lo que
representa, tras “cuarto y mitad” de maquillaje, esto lo da los medios de
comunicación, las editoriales el marketing… ya no tiene que ver con los valores
que representaban al principio, para una persona como yo.
Y como no, cuando los observo, a la diva o al divo en cuestión, con los ojos del marino que durante dos décadas ha observado mucho el horizonte y su orquestación del momento; tormentas, oleajes, lluvias torrenciales, salvamentos marítimos, orto y ocasos de Sol…
Amigo y amiga,
cuando de verdad has visto y conocido la grandeza de la mar, relativizas muchas
cosas. Hay hasta musulmanes que en medio de una tormenta, se aferran en el
puente de gobierno a una imagen de la Virgen del Carmen.
Lo relativizas tanto que, te das cuenta que es tan inmensa la mar que el humano, no es nada. Lo mismo que el divo y la diva… siempre que ellos y ellas, sean humanos y humanas…
Pues sí, no
somos nada en comparación con la inmensidad de la mar, sin embargo, tanto el
líquido elemento como la persona, conviven, se relacionan y hasta disfrutan
juntos… bajo las estrellas.
Hermoso espacio, hermosas reflexiones que le dan al alma una cuota de esperanza y paz. La vida a veces nos deja en una estación pero ,también nos da esos minutos de libertad para regocijarnos en rincones tan bellos y profundos como lo es tu espacio. No cambies jamás tu sublime esencia,personas como tú son necesarias para colorear esta existencia que para muchos es sólo gris.
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