
Hay dos frases de San Agustín que vienen como anillo al dedo, no por el suceso que vamos a contar, pero , si para el fondo de todo ello.
“Obedeced más a los que enseñan que a los que mandan.”
“Equivocarse es humano, perseverar voluntariamente en el error es diabólico.”
La convivencia en la escuela y en aula en particular son las grandes piedras de tropiezo en la labor diaria del docente, últimamente da un trabajo increíble sostener una clase dentro de los límites de la buena convivencia. Los chicos, sobre todo los adolescentes traen una gran carga a la escuela y una gran falta de educación y carencia de límites que dejan muchas veces perplejos al profesorado.

El teléfono del Defensor del Profesor, un servicio que ofrece el sindicato ANPE, no para de sonar con casos concretos en los que el docente denuncia las ocasiones en las que se ve desautorizado y represaliado por padres y Administración; órdenes que son sistemáticamente desatendidas por los alumnos; casos de agresiones verbales o físicas... En el curso 2009-10, un total de 3.998 profesores recurrieron al servicio de ANPE para denunciar situaciones angustiosas. Éstos son ejemplos de casos reales del drama que sufren algunos profesores en las aulas.
Conflictos con los alumnos
El 28 por ciento de los casos atendidos en el teléfono del Defensor del Profesor se refieren a problemas para dar clase. «Me está resultando difícil enfrentarme al grupo de 3ºC de la ESO. El problema surgió desde el inicio del curso con dos alumnas: a una la encanta ser el centro de atención y la otra disfruta riéndole las gracias. Hacer ruidos extraños en medio de la explicación, tararear, hablar por el móvil en voz alta o enfrentarse a mí cuando les llamo la atención es ya tan habitual que me está creando un verdadero problema. Ven que no se adopta ninguna medida y las alumnas se crecen».

Las agresiones de alumnos a profesores suponen el 9% de las llamadas: «Siento impotencia, enfado, miedo. Unos alumnos han puesto mi vida en juego. Yo tengo que desplazarme todos los días en coche desde mi casa a mi lugar de trabajo. Ayer, desde lo alto de una pasarela me lanzaron una piedra de considerables dimensiones que a punto estuvo de provocar un accidente de tráfico. Todavía no sé cómo pude controlar el coche».
Mayor porcentaje suponen el acoso y las amenazas de alumnos, un 22 por ciento: «Mientras repartía los exámenes, una de mis alumnas dice dirigiéndose a mí: ‘‘Vaya examen de mierda. No lo voy a hacer’’. Hice como que no oía y seguí repartiendo. Ella con el bolígrafo comenzó a golpear la mesa y a hacer comentarios en tono elevado y despectivo. Harto de su actitud, le dije: ‘‘Si no quieres hacerlo no lo hagas, pero no hagas perder el tiempo a tus compañeros’’. La reacción fue instantánea: ‘‘Eeres un hijo de puta y te voy a dar un guantazo(...). Mi padre te va a dar de hostias’’. Me temo que se cumpla la amenaza. No es la primera vez que el padre ha pegado a algún alumno».
Grabaciones, fotos, internet... suponen un 10% de las comunicaciones: «Dos profesores hemos descubierto que aparecemos en internet. Se podría pensar que es una chiquillada más si no fuese por las graves acusaciones que de nosotros se hacen en estas páginas, ya que en ellas se atenta contra nuestro honor y dignidad como profesores y como personas».
Daños causados a propiedades y pertenencias (8%): «Cumplió la amenaza. Cuando salí del centro encontré mi coche hecho una pena, habían pintado con pintura negra parte del vehículo y habían roto los espejos retrovisores».
Problemas con los padres

Amenazas de alumnos y padres (24%): «Un alumno de 17 años me tiene amenazado. Tengo miedo porque, además de sufrir en clase sus enfrentamientos y amenazas, tanto él como su familia son personas problemáticas y agresivas; ya han actuado en otras ocasiones de forma violenta contra alumnos y profesores. Cuando salgo del instituto me están esperando, me han llegado a empujar. Incluso, en alguna ocasión, uno de ellos llevaba un palo en la mano. Temo por mi integridad y mis compañeros se turnan para acompañarme».
Denuncias de los padres (18%): «Vi cómo amenazaban y agredían a un alumno por haber realizado los ejercicios que la profesora había mandado porque ellos no los habían hecho y habían obtenido una nota negativa (...). Llevé al agresor a Jefatura. Por el pasillo me dijo: ‘‘Te vas a enterar, voy a decir que me has pegado’’. Los padres le han creído y me han puesto una denuncia».
Presiones para modificar las notas (7%) : en ocasiones se obliga a un profesor a aprobar a un alumno con argumentos como el siguiente: «Pillarle copiando no es razón suficiente para suspenderle, puede ser que la chuleta no fuera tal, sino un resumen que se había hecho y que sin darse cuenta se le había caído del estuche».
ACTITUD DE LOS PADRES.

Según profesionales que estudian estas situaciones,como el investigador británico David Farrington, de sus estudios se deduce que:
Existe una relajación de las obligaciones educativas. Educar no es decir sí a todas las exigencias de los niños, también es decir no, fijar normas y supervisar el cumplimiento de éstas. Ni la educación autoritaria, en la que el afecto brilla por su ausencia, es buena, ni tampoco lo es aquella en la que prima el todo vale, la negligencia. Los padres no son colegas o amigos de sus hijos y son responsables de su educación, una obligación que en muchos casos los progenitores delegan en la escuela. Los padres de niños o niñas que muestran conductas violentas deben intervenir en programas de reeducación de sus hijos, programas que deben tener un seguimiento y una evaluación.
Por lo tanto, podemos deducir que es un problema social que empieza en la familia. Lugar este, donde se le educa a los niños o niñas o se les "incentiban" directa o indirectamente para comportamientos posteriores...............por ejemplo..........En Clase.
Y como no podía ser de otra manera, mi amigo Curro, me aconseja otra frase de San Agustín, para que tanto docentes, padres, tutores y alumnado tengan cuenta a la hora de ir en la dirección correcta por el bien de los más débiles...............niños y niñas...... " Es mejor cojear por el camino que avanzar a grandes pasos fuera de él. Pues quien cojea en el camino, aunque avance poco, se acerca a la meta,mientras que quien va fuera de él, cuanto más corre, más se aleja."
Fuentes:
Rocio Ruiz
Agencia Efe
Ángel Corbalán
Cosas de Curro
Faro
Forges
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