Las personas estáticas. Voluntariamente estáticas, manejan
con cierta soltura la lengua. Quizá de manera desafortunada, y no por ello,
menos acompañada por otras personas en su misma situación o de su misma
condición. Y claro, la diana de sus viperinas lenguas, son todas aquellas, que
las hay, personas que hacen cosas para cambiar las cosas.
Estas personas, que en realidad, sienten envidia de forma
constante, padecen una gran frustración, lo cual puede desembocar en una
depresión. La envidia se asocia a una baja autoestima, al miedo o
inseguridad, así como a la depresión, por lo que hablar de "envidia sana”,
se suele decir y no sé el por qué, puede considerarse, sobre todo, como una
manera de atenuar, en el discurso, los sentimiento negativos que muchas
personas tienen hacia otras.
Estas cosas, siempre han existido y aunque molesten, no han
de ser objeción alguna para la labor de un voluntario o voluntaria.
Y me pregunto. ¿Quién soy yo?....
. Para dejar cualquier labor que puede ayudar a una persona?
. Para decirle a un mayor que no le puedo ayudar?
.Para dejar sin ilusión de entrar en Internet a un enfermo?
.Para no motivar a un colectivo que está haciendo tanto bien
y a cambio de nada?
Y todo eso, para contentar a alguien, que de mayor quisiera
ser como nosotros?
Pero, quien soy yo, para no hacer lo que mi corazón y mi
mente me empujan para esta labor, porque a otros, les moleste?
Quizá me equivoqué en la pregunta.
Pero quienes son ellos?
Hola Ángel, tu no estas equivocado haces mucho bien a los mayores, pero siempre ha habido y habrá lenguas viperinas,animo.
ResponderEliminarM.José
Así es, amiga mía. Qué le vamos a hacer. Un abrazo
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