jueves, 23 de agosto de 2012

Y si hace mucho calor... Viaje a Dublín!!


En estos días de calor y crisis, vaya por Dios!, no hay nada mejor que desconectar de ambos, y mira por donde, hemos conseguido hacerlo con un viaje a Dublín. Garantizado el primero, hemos pasado de 43ºC a 17ºC, el segundo lo hemos conseguido a través de unos precios bajos por Internet. Y ni cortos ni perezosos, hemos sacado los billetes y reservado habitación para esa bonita capital irlandesa… y ha valido la pena!

Salimos de Málaga, capital de la Costa del Sol, con 43ºC en ese momento y llegamos a  Dublin, tres horas después, con una temperatura de 17ºC y una brisa muy agradable.

El viaje en Ryanair es económico pero… tiene sus cosas; las medidas de las bolsas de mano, no pasar de 7,5 kg por viajero en la maleta a facturar, llevar impresa la tarjeta de embarque (ojo, tiene una penalización de 60€)… superado esto, hay que decir que en estos tiempos la puntualidad es de agradecer y en eso son buenos.

Salimos a las 11:30 horas y llegamos a las 14:30 horas, allí eran las 13:30 horas, una hora menos que en la península. Como ya sabréis, Irlanda pertenece a la U.E. y su moneda es el euro.


La capital de Irlanda, es una ciudad muy valorada por el ambiente de sus pubs, con música en directo y cerveza siempre a disposición. Sin embargo, esta histórica ciudad esconde mucho más que eso. Baste decir que aquí nacieron o se educaron personajes tan ilustres como Oscar Wilde, James Joyce, Bram Stoker, Francis Bacon y George Bernard Shaw, entre otros. Por otro lado, hay que recordarles a los españoles que, Irlanda, no pertenece al Reino Unido. Es más, si se os escapa… se enfadan. Son cientos de años en lucha contra Inglaterra en demanda de su independencia. En el año 1949  se declaró el Estado irlandés como la República de Irlanda.


La tarde del sábado la dedicamos a recopilar información y reservar diferentes visitas y excursiones para los siguientes días en las oficinas de turismo que hay en Grafton Streeth esquina a College Streeth, cerca del Tryneti College y el Bank of Ireland. Para el día siguiente , domingo,  reservamos un viaje turístico en bus de dos pisos, por las zonas m´s relevantes de la Dublin del ayer y hoy, el ticket que tiene un precio de 15€, te permite durante dos días, viajar en estos autobuses (Hop on Hop Off) cuantas veces lo desees. Por lo tanto, los monumentos, jardines, museos etc., que veíamos desde el bus, al día siguiente, los podíamos visitar y detenernos, sin preocuparte del medio de locomoción.

Por supuesto, esa misma noche, comenzamos visitando el Temple Bar. El Temple Bar de Dublín es uno de los barrios más antiguos y carismáticos de la capital. Sus estrechas y adoquinadas calles conservan la más pura esencia de la ciudad y constituyen el mayor centro cultural y de ocio de Dublín.


Una visita a Temple Bar es una necesidad para todos los turistas, porque allí podrás conocer la hospitalidad irlandesa, y es posible que algún irlandés se te acerque a conversar en tu mesa. En los pubs hay siempre una atmósfera festiva, cantarina, y relajada y se mezclan personas de todo tipo: jóvenes y mayores, locales y turistas… El código es informal así que no necesitas ir especialmente vestido.
El barrio ha evolucionado y ofrece multitud de actividades a los visitantes. Diversos artistas, diseñadores y  jóvenes empresarios han establecido galerías de arte, cafés, teatros y coloridas tiendas. Las calles peatonales permiten caminar libremente por las calles estrechas y empedradas a las orillas del río Liffey.


Temple Bar es una mezcla antigua y de modernidad. Mientras que algunos de los pubs siguen siendo fieles a la imagen que tenemos de un pub irlandés tradicional, otros son definitivamente más modernos  y ofrecen a menudo música pop o rock en vivo. El área que se extiende entre Westmoreland y Eustace donde se escuchan algunas flautas y violines. Algunos pubs, como el Palace Bar (21 Fleet St.) son bien conocidos por sus típicas sesiones de música irlandesa. El Oliver St. John Gogarty es el típico pub irlandeses de toda la vida con un montón de gente (bueno, en su mayoría turistas) cantando, batiendo palmas, y con alegría. Pues bien, tomamos “pintas” de Guinnes y otras cervezas “rubias” en el John Gogarty y en el mítico Temple Bar. Suelen costar unos 6 ó 6,50€, pero vale la pena, la música en vivo o la danza es muy buena, y el lugar… fantástico.

 
Las visitas y excursiones.

 Dublín es una ciudad que, con el clima a favor, invita a recorrer sus calles y barrios para sumergirse en su vorágine cotidiana, pero también detenerse en sus lugares emblemáticos para conocerlos.


1.      Viaje en el Bus turístico “Hop on Hop off”. 
      

Esta es la única manera de ver la ciudad en todos los lugares de interés turístico y luego decidir donde quieres pasar un poco más de tiempo. En cualquier oficina turística puedes adquirir un ticket de un precio de 15€ y para dos días de validez. Hace un recorrido por 24 lugares de gran interés y que nos darán una idea de que visitar en cualquier momento y como no… gratis en ese mismo bus para esos dos días.
El comentario en vivo por el conductor del autobús era excelente y añadido a la excursión, se lo recomendaría a todos.
 
    
Magnífico tour en autobús y fácil de escuchar y comprender un comentario a través de auriculares y seleccionando el idioma a escuchar. Para en todos los lugares de interés más importantes, es la mejor manera de ver un gran número de lugares en un viaje corto. Es bastante caro, pero merece la pena. Nos pareció que la calidad del sonido mucho mejor en la versión plurilingüe (el inglés es en altavoces, no tienes que llevar los auriculares para la versión en inglés). Los autobuses viajan con frecuencia, así que nunca perderemos el tiempo esperando el autobús.


Recomiendo encarecidamente Dublin Bus Tours (autobús verde) a cualquiera que viaje a Dublín por primera vez y buscando una rápida visión de conjunto de los principales puntos de interés turístico de la ciudad.



2. Visita al  Museo Guinness.




Irlanda es color. Además del verde que es el más representativo, el negro es uno de los dos colores que me vienen a la mente cuando pienso en Irlanda. Ese color es por la Guinness, la cerveza negra más famosa del mundo.
     

Pues bien, la fábrica de Guinness alberga un museo que recoge su historia y ofrece vistas privilegiadas de Dublín. Si hay algo que identifica a Dublín y a Irlanda es la Guinness, ese oro negro que hay que degustar en tamaño de pinta y que es toda una filosofía de vida en el país celta. Su aroma impregna el aire de la capital irlandesa porque a pocos minutos del centro se encuentra la fábrica, una cervecería que produce cada día tres millones de pintas y que funciona desde 1759, año en el que Arthur Guinness la adquirió firmando un contrato de alquiler de nada menos que 9.000 años.


En el corazón de la factoría se encuentra la Guinness Storehouse, un espectacular museo que antiguamente albergaba la planta de fermentación y que desde hace 10 años recorre la historia de la cerveza negra más vendida en el mundo. Es la atracción más visitada cada año en Irlanda. Entremos.

La visita cuesta 15 euros y el precio incluye una deliciosa pinta de Guinness en el bar que corona el edificio (en la foto). En la planta baja encontramos una exposición del proceso de elaboración: agua, cebada, lúpulo y levadura, una sabia combinación que da lugar a la pinta perfecta. Y también tenemos la oportunidad de conocer al ‘quinto ingrediente’, el creador, Arthur Guinness. Seguimos subiendo.

Cómo tirar una pinta



El primer piso nos muestra el proceso de fabricación y las distintas variedades del caldo irlandés, mientras que el segundo recorre las campañas publicitarias y sus conocidos iconos, como el de los surfistas o el famoso tucán. También podemos ver los anuncios publicitarios que han hecho de la marca un emblema de Irlanda conocido en todo el mundo. La tercera planta recoge una muestra interactiva que invita a reflexionar sobre los hábitos del consumo de alcohol y la cuarta nos cuenta la historia del edificio. En la quinta nos detenemos un poco más porque nos enseñarán a tirar una pinta y recibiremos un certificado que acreditará nuestra destreza.

En esta planta también encontraremos el Source Bar, de diseño artístico, y el Brewery Bar, ideal para comer platos típicos irlandeses elaborados con Guinness. Entre ellos es recomendable probar el pan negro y el estofado de carne con puré de patata, delicioso. La utilización de la cerveza negra en la cocina es habitual entre los irlandeses.
Y llegamos a la parte superior de la pinta, la que simularía la espuma. Se trata del ‘gravity’, la cúpula acristalada del Storehouse desde la que podemos disfrutar de una de las mejores vistas de Dublín mientras saboreamos una pinta del oro negro irlandés. De lujo. rumbo de solista y jugar el roll de guitarrista de un grupo".

Curiosidades de la Guinness



Color. Una porción de la cebada es escamada y asada para darle su color oscuro rubí y su sabor característico.
Espuma. Se caracteriza por ser suave y cremosa.
Para beber. Inclinar la pinta hasta que la espuma nos manche la nariz; de esta manera sentiremos todo el sabor.
La Guinnes perfecta. Cuando se consigue la perfecta combinación de colores blanco y negro.
Calorías. Una pinta tiene 198 calorías, menos que una de zumo de naranja.
Símbolo. El arpa irlandesa se usó primeramente como símbolo de la cerveza, y sólo más adelante fue adoptado por el Gobierno de Irlanda como símbolo oficial del país.
Ventas. Cada día se venden 10 millones de vasos de esta cerveza en 150 países diferentes.

Durante el recorrido se pueden conocer, entre otras cosas:
  • Los 4 ingredientes de la cerveza
  • La historia de su creador, Arthur Guinness, y de la fábrica.
  • El proceso de creación
  • Cómo se transporta
  • Cómo debe tirarse y degustarse
  • Cuáles han sido sus campañas publicitarias
  • Cuál es la historia de los Guinness World Records


 (Foto: En la terraza circular del Gravity Bar, desde donde se pueden ver los monumentos más destacdos de dublin)
Y al final del camino, el colofón: tomarte una buena pinta en el Gravity Bar, con una impresionante panorámica de Dublín.

Asi es que, si vais a Dublin, Aprovechad vuestro viaje para visitar el Museo Guinness y unir simbólicamente nuestro vaso a los más de 10 millones de la marca que se beben cada día y brindar como hacen los irlandeses, con un gaélico Sloncha! 


2.    Visita a los “Acantilados de Moher” (Cliffs of Moher ).


El lunes, muy tempranito, a las 07:40, ya estábamos en la parada del autobús para tomar uno y dirigirnos a Galway, al lado oeste de la isla, a la costa atlántica para disfrutar de esos acantilados de Moher.
Los “Cliffs of Moher” (Acantilados de Moher) , son unos acantilados de algo más de 200 metros de altura que se extienden a lo largo de ocho kilómetros. Un sendero con una ligera pendiente los recorre de punta a punta.



Se trata de una de las grandes atracciones del país – llega al millón anual de visitantes – y es muy típica la foto en la que se ve gente tendida justo sobre el borde. Es curioso, se dan dos circunstancias totalmente dispares, hay carteles anunciando un servicio de samaritanos o psicólogos que atienden a un teléfono, para aquellas personas que están muy afectadas por temas económicos, sociales o sentimentales y buscan una “salida” desesperada al otro lado del acantilado… abajo en la mar que golpea con fuerza contra las rocas. Y por otro lado, el positivo, el romántico… son miles de parejas que en ese mismo lugar, con el Océano Atlántico de testigo, se prometen amor eterno, y como muestra se entregan anillos y/o dejan un candado en señal de compromiso en las inmediaciones de los acantilados. Mejor esta opción.



Volviendo a los acantilados de Moher, diremos que en 1988 fue declarada zona de especial protección para 29 especies diferentes de aves marinas, y cuenta con un centro de interpretación desde 2007. El día de la visita fue estupendo. Muy soleado, con algunas nubes y viento suave que hizo agradable la visita y paseos por el entorno.



Aprovechamos para ver también, la torre de O'Brien (O'Brien's Tower).  Es una torre circular de piedra que se encuentra aproximadamente en la mitad de los acantilados. Fue construida por Sir Cornellius O'Brien en 1835 como mirador para los cientos de turistas que acudían al lugar incluso en aquel tiempo. Desde lo alto de la atalaya se pueden ver las Aran Islands y la Bahía de Galway, y al fondo las montañas Maumturk en Connemara. 



Por cierto, hay excursiones en pequeños barcos que van desde Galway a las islas de Aran y posteriormente, es lo más impresionante, recorren el largo de los acantilados. Su vista desde la mar de los acantilados tan altos, son una maravilla. Al finalizar, regresamos a Dublin, son unas tres horas largas de carretera y que resultó amena gracias a la simpatía del conductor que, como es habitual en Irlanda, nos amenizó el viaje de vuelta con algunas canciones irlandesas y la famosa de Molly Malone.

3.  Visita al Trynity College.




El martes lo dedicamos a visitar Dublin, el día anterior nos dejó algo cansados tras 13 horas de excursión. Comenzamos la mañana con una visita guiada  en castellano por la universidad irlandesa del Trynity College.


La universidad Trinity College de Dublín es la universidad más antigua de Irlanda y una de las más famosas del mundo. Fue fundada en 1592 por la reina Isabel I. 

Situado en pleno corazón de Dublín y construido sobre un antiguo monasterio agustino, el campus ocupa una superficie de 190.000 metros cuadrados que componen un oasis para los estudiantes.

Aunque en sus comienzos era un lugar exclusivo para los protestantes, a partir de los años 60 comenzó la admisión de alumnos católicos.



A lo largo de la historia, el Trinity College ha visto pasar por sus aulas algunos aventajados alumnos que se convertirían en grandes personalidades, como Samuel Beckett, Bram Stoker, Oscar Wilde o Edmund Burke

La historia de esta universidad nos recuerda los lejanos días en que la educación universitaria era de preservar y sólo una muy pequeña élite podía acceder a ella.
Esta universidad es famosa por sus grandes tesoros. Estos incluyen el Libro de Kells, un manuscrito iluminado del siglo IX, los libros de Durrow y Armagh y una antigua arpa irlandesa, símbolo de Irlanda. Estos se muestran en la sala del Tesoro y la gran sala de la biblioteca que alberga más de 200.000 los libros antiguos del Trinity.

La exposición, “El libro de Kells: convirtiendo la oscuridad en luz” explica la historia y el trasfondo del famoso manuscrito del evangelio y de otros manuscritos relacionados. Existen además exposiciones temporales en la gran sala que muestran los ricos fondos de la biblioteca y fomentan la investigación.

Los precios de entrada, 10 €, incluía la visita guiada al campus, a la vieja librería y a la Sala del Libro de Kells . 


La Biblioteca del Trinity College posee la mayor colección de manuscritos y libros impresos de Irlanda. Desde 1801 recibe un ejemplar de todas las obras publicadas en Irlanda y Gran Bretaña, gracias a lo cual, actualmente posee casi tres millones de libros repartidos en ocho edificios.


El edificio de la Antigua Biblioteca, construido entre 1712 y 1732, es el más antiguo de los que se conservan. La sala principal, conocida como "Long Room" (Habitación Larga), tiene 65 metros de largo y contiene más de 200.000 de los libros más antiguos de la biblioteca.

Las infinitas estanterías repletas de libros inundan el ambiente con su olor a madera antigua mientras decenas de bustos de mármol vigilan la estancia. En una vitrina se expone el arpa más antigua que se conserva de Irlanda, realizada en roble y sauce con cuerdas de bronce.

El Libro de Kells

 



El Libro de Kells, la joya de la biblioteca, contiene un texto en latín de los cuatro evangelios escritos con una caligrafía muy ornamentada, realizada con coloridos pigmentos.


Se cree que el Libro de Kells fue creado por los monjes de Iona a principios del siglo IX. Tras el saqueo de Iona a manos de los vikingos, en el año 806 d.C., los monjes que sobrevivieron se trasladaron a Kells.



Cientos de años después, por razones de seguridad, el libro fue enviado a Dublín y llegó a manos del Trinity College en 1661. Hoy, se encuentra situado en la Antigua Biblioteca acompañado de una exposición que explica a fondo su contenido.


No cabe duda que, el edificio de la antigua biblioteca, es el más visitado. Además de la biblioteca en sí, muy interesante, y el Libro de Kells, de gran interés, los visitantes finalizan la visita a ese edificio agolpados en la tienda de souvenirs. Y sabéis, las compras , encargos y regalos.



4.  Visita a la destilería del Jameson Whiskey


El mismo martes, aprovechamos para seguir visitando lugares de interés, y uno de ellos, como no, es la destilería de whisky Jameson.

En la calle de Bow Street, en una de las antiguas zonas industriales de Dublín, se encuentra la destilería que vio a nacer al whisky probablemente más famoso de Irlanda: Jameson. Bow Street se encuentra en el barrio obrero de Smithfield, al norte del río Liffey y de fácil paseo desde el centro de la ciudad.

No todos los días se tiene la oportunidad de visitar una destilería. Ni todos los días puede uno zambullirse de lleno en la historia del whisky, retrotrayéndose en instantes al empedrado centro de la ciudad de Dublín

Hoy en día la destilería Jameson en el centro de Dublín se trata de un museo. El lugar funcionó durante dos siglos y cerró sus puertas el 1971 para buscar otros lugares más amplios en el interior del país.


Su inconfundible carácter, el del whisky Jameson, se debía a que usaban alambiques para destilar y no utilizaban turba para avivar el fuego durante el proceso de malteado, como hacían los escoceses (lo que produce un sabor menos ahumado y más suave). Jameson fue el primero que intentó destilar el whisky tres veces, algo que hoy por hoy es una seña de identidad del whisky irlandés.

Como hemos dicho, la primera destilería Jameson está situada en la parte norte de la ciudad de Dublín. En la actualidad, es más bien un museo que sigue rindiendo tributo al líquido dorado con clases sobre el proceso de destilado y catas muy educativas. 

Sine Metu, además de ser el equivalente latino a la expresión “Sin miedo”, es el lema de la familia Jameson. Si hubiéramos vivido por los alrededores de la ciudad de Dublín en el siglo XVIII, seguro que habríamos oído hablar de John Jameson. En aquellos tiempos, Dublín era al whisky lo que la región de Champaña era al champán. Dublín era la ciudad del whisky por excelencia, lo que dice mucho de este hombre y su brebaje… tanto que se siguen tomando su bebida en copitas o con café irlandés muy caliente.




La verdad es que, llegué a pensar que sabía algo sobre la elaboración del whisky. Después de esta visita, me di cuenta de que me quedaba mucho por aprender.

Y como no podía ser de otra manera, nos invitaron a degustar ese preciado líquido que allí elaboran… muy bueno!




Después de esta visita a  The Old Jameson Distillery, nos dirigimos al hotel para una ducha, relax y pronto a cambiarse para ir… al Temple Bar! Había que ir  ver danzar a los chicos y chicas con sus danzas irlandesas… y como no, a comer algo y tomar unas “pintas” de Guinness en los diferentes pubs de la zona ribereña al río Liffey.

 
5.  Visita a las dos Catedrales Medievales de Dublín.

 

La mañana del miércoles fue la elegida para visitas de Catedrales y Museos. Las Catedrales de Christ Church  (Catedral de Cristo o Santísima Catedral) y la de Saint Patrick’s (San Patricio) tienen una particularidad, la de la contradicción, en un país católico como es el irlandés, ambas catedrales son anglicanas, protestantes.

La Catedral Christ Church, también conocida la Catedral de la Santísima Trinidad (Cathedral of the Most Holy Trinity) es la más antigua de las dos catedrales protestantes de Dublín (junto a la de San Patricio). 

Aunque pudimos pasear por su exterior en varias ocasiones, y asistir atónitos al inmenso repicar de sus 19 espléndidas campanas que anunciaban misa, para entrar en ella, lo conseguimos a través de Dublinia, una especie de exposición y paseo por la Dublín medieval y que finaliza con la visita a la Catedral de Crist Church.

El precio de los tickets y que servían para ambas visitas, ya que están próximas y unidas por un puente, fue de 12,50 € por persona… vale la pena.

Dublinia.



Dublinia pretende recrear esos tiempos y cimentar en nuestra memoria las huellas dejadas por los vikingos. Exhibiciones y exposiciones son la base para que los dublineses conozcan esa parte importante de su pasado.

Situado en el mismo corazón de la ciudad, muy cerca del Castillo y prácticamente al lado de la Christ Church, Dublinia es un museo interactivo especialmente bien acogido por los niños quienes viven con su visita un auténtico viaje a la Edad Media. En las diferentes salas, puedes escuchar y seguir las explicaciones en castellano.

Actualmente el museo ofrece tres exhibiciones:



Dublín Vikinga: exposición con la que pretenden descubrir el espíritu aventurero e innovador de esta civilización. Podréis visitar una casa vikinga, y veréis la recreación histórica de cómo eran sus antiguas ciudades.


- Dublín Medieval: avanzamos un poco en el tiempo para revivir cómo era Dublín en los siglos de la Edad Media. Armas, ropajes, utensilios, casas… todo un modo de vivir puesto a nuestro alcance mediante imágenes, reconstrucciones y olores que harán que nos sintamos un poquito más cerca de aquellos siglos.

- Cazadores de Historia: ¿alguna vez habríais querido sentiros como Indiana Jones? ¿saber arqueología y sentiros en la piel de aquellos a quienes debemos los grandes descubrimientos de nuestra Historia? Historia y Ciencia se dan la mano en esta exhibición en la que tendremos mapas y utensilios para conocer los procesos de descubrimientos arqueológicos, para ver cartográficamente a la antigua Dublín y, en suma, conocerla mucho mejor.

Con la entrada de este museo además es posible visitar la magnífica Torre de San Miguel, que pertenecía a la antigua Iglesia de San Miguel Arcángel sobre cuyos cimientos se levantó este museo. Desde la torre la panorámica de Dublín es realmente buena.
Al finalizar la visita, nos dirigimos a través de un acceso directo a la Christ Church o Catedral de Cristo.

The Christ Church’s


The Christ Church, también comenzó siendo un pequeño templo de madera creado por el rey vikingo Sitric en el año 1038. Posteriormente, en el siglo XII comenzó la construcción de la actual iglesia de piedra. La catedral fue restaurada en su práctica totalidad en el siglo XIX y, aunque se trató de conservar al máximo su aspecto medieval, la iglesia sufrió muchos cambios.

Bajo la iglesia se sitúa una enorme cripta del siglo XII que constituye la estructura más antigua de Dublín que aún se mantiene en pie. En ella se pueden ver algunas exposiciones además de tomar algo en una cafetería que sorprende al visitante.
De su exterior destaca un pequeño puente, construido en 1870, que comunica la catedral con Synod Hall, el lugar en el que se encuentra el museo de exposiciones vikingas de “Dublinia“, el que utilizamos para entrar en este templo de mucha historia.
La catedral comenzó siendo un pequeño templo de madera creado por el rey vikingo Sitric en el año 1038. Posteriormente, en 1172 comenzó la construcción de la actual iglesia de piedra, un proceso que se alargó hasta el siglo XIII.

En 1562 la bóveda de la catedral se vino abajo, llevándose consigo la parte sur de la nave, que fue reconstruida durante el siglo XVII.

La catedral fue restaurada en su práctica totalidad entre 1871 y 1878 y, aunque se trató de conservar al máximo su aspecto medieval, la iglesia sufrió muchos cambios tanto en su exterior, como en su interior, finalizado con un estilo neogótico.

Partes interesantes de la iglesia


Bajo la iglesia se sitúa una enorme cripta del siglo XII que constituye la estructura más antigua de Dublín que aún se mantiene en pie. En ella se pueden ver algunas exposiciones además de tomar algo en una peculiar cafetería. Resulta algo entre tétrico y chocante el ver en ese lugar tan antiguo y reservado para oración, un suave olor a café.

En la capilla de San Laurence O'Toole se puede ver un pequeño relicario en el que se conserva su corazón.

En la actualidad la iglesia tiene 19 campanas que han sido añadidas a lo largo de los años y aún conserva una de las más antiguas que data del año 1038.

Un templo importante


Aunque en Dublín existen una gran cantidad de iglesias, Christ Church Cathedral destaca como uno de los templos más importantes de la ciudad, por lo que no es necesario ser creyente ni buscar la paz espiritual para otorgarle una pequeña visita.

Catedral de San Patricio



Muy cerca de la anterior Christ Church, a penas a 5 minutos caminando, se encuentra la iglesia dedicada al patrono de Irlanda, Saint Patrick’s Cathedral. Es la mayor de las dos catedrales de la Iglesia de Irlanda. Se construyó junto a un pozo en el que según cuenta la leyenda San Patricio bautizaba a aquellos paganos que se convertían al cristianismo.


Originalmente la catedral era una simple iglesia de madera construida el siglo V en honor a San Patricio. Fue en el siglo XII cuando la iglesia fue reconstruida en piedra. La catedral actual se construyó en el año 1200 y se finalizó en el 1270. 


En los años posteriores, se han realizado una gran cantidad de renovaciones, pero se ha logrado preservar la pureza histórica del edificio. La colosal torre oeste, que fue construida en 1370, cuenta con uno de los carillones más grandes de Irlanda.

Hoy día es una delicia pasear o descansar por el parque que hay junto a ella, sobre todo, para esperar si te quedas en la puerta porque hay un oficio y se puede entrar a visitarla. Hay que asegurarse de los horarios de visita, estos procuran no coincidir con los oficios. El precio del ticket es de 5,5 €. Dentro se pueden adquirir recuerdos del santo patrono de Irlanda y se facilita un folleto en castellano, donde además de explicar los contenidos del templo, también informan el motivo de cobrar la visita, en este caso, la excusa es por motivos de falta de ayudas por parte del estado irlandés. 



Probablemente, obvien que en otros países como en España, los ciudadanos, deciden donde pueden ir parte de sus impuestos… a ONG`s o a la Iglesia. Tampoco olvidemos que esta Catedral es anglicana y los irlandeses son católicos… por ahí irán las cosas.


Sobre todo, para los que acostumbramos a visitar iglesias en España y de esta antigüedad, nos llame la atención que solo hay una imagen de la Virgen, algo escondida, cerca de una vidriera en la parte norte del templo. Y por el contrario, destaquen tantas banderas y pabellones ingleses, así como gran cantidad de nobles enterrados en este templo.



Vale la pena y nos da una pincelada de la historia irlandesa y su “relación” con la Iglesia Anglicana británica.




6. Visitas a los Museos de Dublin.

 

El Museo Nacional de Arqueología



En la misma zona y cerca de ambas catedrales, nos dirigimos a visitar tres museos que nos pillaban cerca del parque de Saint.Comenzamos la visita por el museo Nacional de Arqueología. 

El Museo Nacional de Arqueología (National Museum of Ireland - Archaeology) de Dublín ofrece exposiciones arqueológicas que trazan la evolución de la civilización irlandesa desde la llegada de los primeros habitantes en el Mesolítico hasta la Irlanda medieval.

El museo, abierto en 1890, exhibe objetos que datan desde el año 7000 a.C. ordenados a lo largo de siete galerías.

En la planta baja se exponen objetos procedentes de la época Prehistórica en Irlanda: armas y herramientas de piedra, bronce y acero, además de reconstrucciones de pequeñas granjas y algunas tumbas del periodo Neolítico.
En la misma planta también se puede ver una gran cantidad de objetos realizados en oro durante la Edad de Bronce, algunas muestras de arte irlandés creado tras la llegada de los celtas a la isla, o bien algunos recipientes de cerámica y cristal provenientes de la Edad de Bronce en el antiguo Chipre.

En la planta superior se exhiben diferentes recreaciones que documentan la vida de los vikingos tras su llegada a Irlanda en el año 795 d.C., además de la situación de Irlanda durante la época medieval.

En el museo también se tratan algunos temas externos a Irlanda, como es el caso de la exposición sobre el antiguo Egipto, en la que se pueden ver objetos utilizados durante las ceremonias religiosas y las prácticas de enterramiento, además de algunas momias.

Resulta interesante y gratuito

A pesar de que los objetos están expuestos de un modo bastante caótico y es difícil seguir el hilo de las exposiciones, éstas son bastante interesantes y la arquitectura del edificio también merece la pena. Que la entrada al museo sea gratuita es otro aliciente para visitarlo.

Las Exposiciones permanentes


Oro de Irlanda: Una de las más extensas colecciones del oeste de Europa. Expone objetos de oro y orfebrería perteneciente a la Edad de Bronce y las diferentes técnicas de trabajo que se iban desarrollando entre el 2200 y 500 aC.

Prehistoria de Irlanda: Documentación material y gráfica de las diferentes épocas de la prehistoria, desde los primeros asentamientos humanos en Irlanda hasta las herramientas, armas de caza y recolección y los primeros utensilios de bronce.

Reinado y sacrificio: Exposición con objetos pertenecientes a los soberanos y la realeza de la Edad de Hierro, además de restos humanos encontrados en un pantano que se dice fueron sacrificios realizados por los nobles y reyes para sus dioses.

El Tesoro: Alberga objetos de metal pertenecientes a los paganos celtas entre la Edad de Hierro y la Edad Media.

Edad Vikinga: Documentación y exposición de objetos de la época vikinga de Irlanda entre el año 800 y 1150. El material fue encontrado en tumbas y antiguos poblados vikingos.




Irlanda Medieval: La exposición narra mediante objetos y documentos, la historia de la época medieval de Irlanda desde 1150 hasta el año 1550. Consta de tres exposiciones: alimentación, trabajo y oración. A su vez estas exposiciones se dividen en tres secciones: nobleza, clero y obreros.


Antiguo Egipto: Objetos del antiguo Egipto relacionados con los ritos de sepultura, como sarcófagos, mesas de ofrendas, joyas, así como objetos cotidianos del hogar.

Cerámicas y vidrios del antiguo Chipre: Objetos de cerámica descubiertos en las tumbas halladas en el siglo 19. Los objetos datan de entre el 2500 aC hasta 300 dC.



Vida y Muerte en el Imperio Romano: Objetos de la vida cotidiana de la población de la antigua Roma, como prendas, adornos corporales y entretenimiento. También cuenta con elementos de las celebraciones fúnebres y elementos religiosos hasta la llegada del cristianismo.


De verdad que vale mucho la pena visitarlo, puedes alquilar por 3€ un pequeño traductor interactivo que te informa en nuestro idioma de lo más destacado de cada sala.

 

Visita a la Galería Nacional de Irlanda



En la misma manzana del anterior museo, se encuentra esta Galería Nacional de Irlanda, un precioso museo.

La Galería Nacional de Irlanda (National Gallery of Ireland) acoge una prestigiosa colección de arte que data desde la Edad Media hasta el siglo XX, procedente del oeste de Europa.

El museo, localizado en Merrion Square, fue inaugurado en 1864 y, debido al impresionante aumento de la colección, el edificio tuvo que ser ampliado en 1903, 1968 y 2002 sucesivamente. 

La Galería Nacional de Irlanda cuenta con 54 salas en las cuáles se exponen más de 800 obras de arte ordenadas de forma geográfica, histórica y temática.
En la primera planta se encuentran las obras pertenecientes a los autores ingleses e irlandeses además de la Galería Nacional de Retratos.


La planta superior y el entresuelo son las partes más interesantes y muestran obras de procedencia italiana y española además de algunas exposiciones temporales.
Algunos de los grandes maestros que cuentan con sus obras expuestas a lo largo del museo son Caravaggio, Rembrandt, Monet, Velázquez, Picasso, Goya o Van Gogh.

Una gran muestra de arte


La Galería Nacional de Irlanda encantará a los amantes del arte y, en el caso de que no sea algo que os apasione, siempre podéis hacer una visita rápida sin remordimientos ya que la entrada es gratuita.

Las exposiciones están distribuidas de forma clara y organizada, algo que facilita la visita haciéndola más agradable.



Visita al Museo de Historia Natural.




Esta visita no la recomendaría a los amantes de los animales. Aquí todos están muertos, aunque, por otro lado, se aprende bastante de lo que se muestra.

El Museo de Historia Natural (Natural History Museum) de Dublín expone más de 10.000 animales disecados provenientes de todas las partes del mundo. De un modo muy acertado, el museo es conocido entre los dublineses como Dead Zoo (Zoo Muerto), y no es para menos.

Como es obvio, el museo ha sufrido pocos cambios desde su inauguración en 1857, pero recientemente fue reformado para abrir de nuevo sus puertas en abril de 2010.

Dos exposiciones


En la planta baja del museo se exponen los animales más representativos de la fauna local, como algunos pájaros, pulpos e insectos, además algunos animales extintos, como es el caso del ciervo gigante conocido como alce irlandés.

En la planta superior del museo se muestran animales procedentes del resto del mundo, como algunos búfalos, monos, ciervos, jirafas, murciélagos y una larga lista de animales disecados, hasta llegar a los esqueletos de dos enormes ballenas que cuelgan del techo.




El Museo de Historia Natural no tiene demasiado interés ya que sus exposiciones resultan poco novedosas para una persona que haya visitado cualquier otro museo de ese tipo. Dublín es una ciudad que tiene mucho que ofrecer y no es necesario perder el tiempo para ver a los típicos animales disecados.




Visita a Saint Stephen´s Green Park 




No hacía falta precisar el momento para visitarlo, paseando por la ciudad y sobre todo, por Grafton Street, la calle de las tiendas, era inevitable y de mejor gusto, entrar , pasear y disfrutar de este precioso parque.

St Stephens Green, creado en 1664, es uno de los parques públicos más antiguos de Irlanda. El parque se encuentra, lo adelantábamos antes, situado en el centro de Dublín, al final de Grafton Street, una de las calles comerciales más destacadas de la ciudad.


El parque de St. Stephen's Green es un oasis de paz. Este parque podría ser el equivalente al retiro de Madrid ya que es un parque de gran extensión rodeado de la más ruidosa ciudad. No es especialmente espectacular pero por inmejorable situación es un buen lugar para descansar después de haber estado todo el día recorriendo la ciudad.

Leyendo la historia de la ciudad, encontramos que en sus orígenes, allá por el siglo XVIII, éste era un lugar donde se efectuaban ejecuciones publicas. Posteriormente paso a desuso hasta que entre los años 1877 y 1880, Sir Arthur Guinness (el de la cerveza, y ejecutor de otras grandes obras de la ciudad, causa por la que tuvo el titulo de Sir) mando acondicionar los terrenos y construir el jardín del que disfrutamos en nuestros días.


Si entramos en el parque desde Grafton St. Podemos atravesar el Fusilier's Arch que es una especie de mini arco de triunfo que honra a los 212 fusileros reales que perdieron su vida en la Guerra de los Boer de Sudáfrica en 1900.

También en el parque podemos encontrar un busto del escritor James Joyce famoso por sus descripciones de la ciudad en sus libros como "Dubliness" y otros relatos como "Ulises".


 (Foto: Inma junto a la estatua de Oscar Wilde en el st stephen's green Park)

Tenemos también una serie de esculturas que homenajean a aquellas personas que sufrieron la terrible hambruna que asoló al país entre 1845 y 1849 y que hizo que casi un tercio de la población pereciera y que muchos emigraran a los EEUU.

También encontramos una representación de las tres parcas donada por el gobierno de Alemania en agradecimiento por la ayuda que los irlandeses ofrecieron a los niños alemanes después de la II Guerra Mundial.



Actualmente es un jardín muy popular para los dublineses, sobre todo en verano, donde se puede ver a la gente almorzando, dando de comer a los patos, paseando, tomando el sol o al resguardo de la sombra de uno de sus frondosos árboles.

Hay una zona especial del parque diseñada para invidentes. Las plantas que hay aquí son especialmente aromáticas y etiquetadas en braile para su identificación.

Lo dicho, un parque que no hay que dejar de visitarlo si se está en Dublin.


Algunos consejos sobre Dublin


Aquí os damos algunos consejos prácticos para la estancia en Dublín que os servirán a los que vais para no cometer algunos de los errores y novatadas que todos los que hemos estado allí hemos sufrido.

· Lo primero, y antes que nada, un consejo que puede ahorraros muchos sustos: en Irlanda, como en el Reino Unido, se conduce por la izquierda. Ten mucho cuidado al cruzar las calles de Dublín, mira para todos los lados y no cruces hasta que te asegures de que no hay peligro. Y si piensas alquilar un coche, ten en cuenta este punto.

· Irlanda tiene una hora menos que España (en la península). Tenlo en cuenta a la hora de cambiar el reloj para no llegar tarde a citas, excursiones o al vuelo de vuelta.

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Al ir a Dublín hay que recordar también que los enchufes son diferentes: del tipo de tres clavijas como en Gran Bretaña. Si alguien va a llevar aparatos eléctricos se aconseja llevar un adaptador desde España o, si no, aprovechar el horario de apertura de las tiendas para encontrar alguno.

· Antes de reservar alojamiento en Dublín, ten en cuenta la cercanía del centro o del lugar al que vayas a estar, al menos, la red de transporte público. El transporte público no es excesivamente bueno en Dublín, así que es absolutamente necesario tener una buena conexión para ahorrarse muchas horas de traslados.

· Lleva siempre algo de dinero suelto para el autobús. En los autobuses urbanos no te darán cambio de billetes y, si entregas más monedas de la cuenta, tendrás que recoger el cambio en las oficinas centrales de la empresa de autobuses de Dublín. Por ejemplo, el bus, cuesta 1,80€, si introduces 2€, el cambio de 0,20€ no se te devuelve, te costará ir con el ticket a las oficinas… dalo por perdido.

· Mucho cuidado con el tiempo de margen al ir al aeropuerto. Los atascos en las horas punta, especialmente los viernes, son tremendos la mayor parte de los días, así que se recomienda salir con muchísimo tiempo de antelación en los momentos de más tráfico del día.

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Si no te gusta la cerveza, quizá no es buena idea pagar tanto por entrar en la fábrica de Guinness. El verdadero encanto del sitio es tomarse una pinta en la terraza superior, pero no deja de ser caro y un desperdicio si no te gusta la cerveza. Por cierto, aprovecha los momentos de sol para ver Dublín desde el mirador. Gana mucho.

· La hora normal de cierre de los pubs en Dublín -por tanto, del fin de la fiesta- es entre dos y media y tres. No salgas demasiado tarde si no quieres quedarte cortado a mitad de la noche.


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Si te ha pillado un día de fútbol en Dublín y quieres ver el partido de tu equipo, hay dos posibilidades principales: el Frasiers, de O'Connell Street, con 14 pantallas de televisión distintas o el bar australiano de Parnell Street, junto a los cines, con menos pantallas, pero mucha tradición futbolera.

· Una de las formas más típicas de alojamiento en Dublín son las casas de huéspedes (muchas de ellas, llamadas Bed & Breakfast). Lejos de ser alojamientos de mala calidad, los B&B de Dublín son tradicionalmente casas históricas pequeñas, con todas las comodidades y un ambiente mucho más cálido que los hoteles tradicionales. El precio, también, suele ser algo más bajo. Es una opción muy recomendable para turistas con un presupuesto medio.

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Cuidado con el alcohol. Dublín es una ciudad muy segura, pero a partir de determinada hora de la noche -especialmente los fines de semana, cuando cierran los bares- aparece mucha gente que ha abusado del alcohol. Intenta evitar problemas con ellos.

· Hay empresas que organizan pequeñas excursiones y tours desde Dublín y que pueden compensar mucho en visitas a lugares como Glendalough o Belfast. En algunos lugares incluyen cosas que serían caras si no se va en grupo o a las que no se llega en transporte público.

· Los trenes son más caros que los autobuses para trasladarse entre las principales ciudades de Irlanda. Bus Eireann funciona bastante bien.

La moneda oficial en Irlanda es el euro. No obstante, si piensas ir a Irlanda del Norte recuerda que allí la libra esterlina es la moneda oficial y lo más normal es que no acepten pagos con euros en las tiendas más pequeñas.

. En Irlanda no hay mucha delincuencia. Sin embargo, debes mantener bien guardada la cartera o sujeto el bolso y no dejarlo en los respaldos de las sillas, hay bastantes rateros. Si eres mujer y viajas en bus de noche, procura ir en la parte de abajo del bus, en la parte alta suele haber algún que otro bebido y dar algún susto.



Y nada más, solo deciros que me sorprendió la puntualidad al llegar y al salir de los aviones. También es de tener en cuenta que, aunque hay línea de autobuses directos al aeropuerto, compensa más coger un taxi desde O'Connell street hasta el aeropuerto, cuesta 20 €, tarda menos tiempo y pueden subir 4 personas.

Ya sabéis, en verano si suben las temperaturas… viaje a Dublin!



9 comentarios:

  1. Muy , muy bueno, un artículo sobre el viaje muy completo, así resulta más fácil viajar y no encontrarte sorpresas!! Un viaje precioso! Gracias cariño por el interés mostrado en hacer este estudio del viaje, así lo recordaremos mucho mejor este viaje!!
    Besitos
    INMA

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  2. Macho te lo has currado, Felicidades por el buen trabajo realizado en la pagina, eres un profesional de internet.
    Nos ha gustado mucho la explicaciones del viaje, con todos los museos visitados y la composición de fotos queda maravillosamente en la Pagina. Nos ha gustado mucho. Lola y Antonio

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  3. Inma, ha costado pero al final... ahí lo tenemos.
    Besote

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  4. Gracias Antonio. Había que hacerlo. Teníamos poca información antes de ir y por ello, aprtamos lo que hemos vivido para que otras personas lo tengan en cuenta.
    Muchas gracias a los dos. Besos.

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  5. Muy bonito y completo ,aunque con un poco de embidia pues hemos pasado mucho calor estos días,pero me alegro que lo aya pasado muy bien un saludo Santiago

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  6. Así es, Santiago, hemos tenido que irnos un poquito al norte para refrescarnos. Ha valido la pena y no ha sido caro.
    Saludos

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    1. Gracias por invitarme a viajar con vosotros a Irlanda. Realmente es como si hubiera estado alli. Muy muy bueno el viaje y el comentario. Un abrazo para Inma y para ti.Maria Elena

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  7. Muy bien Angel. Una buena escapada, para cambiar de aire y por lo que cuentas os lo habeis pasado bien, asi para relajarse y cargar las pilas, me alegro por ello. Un saludo. Antonio.

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  8. Madre mia que viaje mas bien aprovechado¡la verdad es que de vez en cuando ,hay que hacer una escapada y evadirse de lo cotidiano.
    Tendremos en cuenta los consejos y recomendaciones,que nos vienen bien para viajar a cualquier sitio, pues me imagino que toda precaucion es poca.
    Saludos . Amalia.

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