“La peor enfermedad del corazón es la
ingratitud”.
Lamentablemente,
los humanos somos los más ingratos de todos los seres vivos. Pareciera que un
"nudo" se nos precipitara en la garganta a la hora de expresarles a
otros cuán gratos quedamos con alguna buena acción de su parte. Somos muy
ingratos, no solo frente a los favores; en muchos otros ámbitos también lo
demostramos. No tenemos la delicadeza de expresar complacencia por los favores
que nos hacen los demás.
En
contraste, los animales son "elocuentes" con sus gestos de gratitud.
El perro, por ejemplo, salta, corre, agita su cola frente a su amo; lo que dice
con eso es que está agradecido por el cariño recibido, por los cuidados, por
las manifestaciones de ternura con él. A las plantas se les "habla",
y se las toca cuidadosamente como rito del cuidado que se les prodiga. A
cambio, ellas "agradecen" al ponerse más bonitas para el ornato de
los espacios donde se las tiene; su clorofila se dinamiza, se ponen más verdes
sus hojas y sus ramas florecen más aceleradamente.
Entre
nosotros abundan las personas en cuyo vocabulario no figura la palabra
"gracias". Son tan frescas, tan impávidas, que pareciera que
esperaran que se les agradezca por haber solicitado y disfrutado los favores
que les prestan otros conciudadanos. La desfachatez es su más
"brillante" señal particular. Y ¡no faltan quienes
"muerden" la mano de quien, en ocasiones, les da de comer!
No se trata, por supuesto, de que por cada bien que se prodigue uno se
siente a esperar las voces de gratitud de los demás. ¡Eso es lo que menos se da
en nuestra sociedad! Bueno fuera, entonces, que aprendiéramos a ser gratos. No
cuesta absolutamente nada. No implica esfuerzo alguno. Procura buena imagen
para quien reconoce al otro aquel servicio, aquel favor; y, claro, engendra una
estupenda imagen personal. ¡Y quedan abiertas las puertas para futuras
ocasiones!
Ay, la ingratitud!!
"Nadie apunta en su agenda los favores recibidos." (Séneca)
"Los hombres suelen, si reciben un mal, escribirlo sobre el mármol; si un bien, en el polvo." (Thomas Moore)
"Casi todo el mundo paga
gustoso los favores pequeños; muchos agradecen los medianos; pero es
raro que no se corresponda a los grandes favores con la ingratitud." (François De La Rochefoucauld)
Fuentes:
Proverbios
Jairo Cala Otero
Ángel Corbalán