jueves, 22 de diciembre de 2011

Hijo mío, no levites, salvo por indicación Divina!



Antes de iniciar este artículo de reflexión, como tal, no puedo ni debo mantenerme al margen de criticar la persecución a los derechos de opinión sin vulnerar ley alguna y en defensa de la libertad de expresión de las personas, como es el caso, están sufriendo los compañeros del Diario Clarín de Buenos Aires, Argentina y su grupo de opinión en libertad y democracia que, gracias a él, nos permite a personas en este idioma nuestro y común que es el español o castellano, exponer nuestros pensamientos y formas de ver la vida en el día a día. Dicho esto, pasamos a comentar el artículo o como, nunca mejor en estas fechas, como dirían en Xixona, Vamos al turrón!!


La posibilidad de vencer la fuerza de gravedad puede ser el resultado de un largo adiestramiento, o puede presentarse espontáneamente, asombrando tanto al que levita como a quienes le observan. Muchos pueblos antiguos conocieron el arte de la levitación. Pero también en la actualidad, algunas personas afirman que pueden lograr la ingravidez a voluntad.

Pero nosotros, al igual que los espiritistas, nos tendremos que referir al «poder invisible» que nos mantiene en el suelo. Todos conocemos a Newton y su descubrimiento de la ley de gravedad. Pero las investigaciones psíquicas señalan la relativa facilidad con que algunos sensitivos pueden invertir esta ley.

Como muchos fenómenos inexplicables, la levitación parece ser totalmente inútil. La distancia recorrida pocas veces excede unos pocos decímetros o, como máximo, la altura de una habitación... Pero hay quien cree que los antiguos levitaban con facilidad y lo hacían para diseñar obras enormes que sólo podían ser apreciadas desde el aire, como las líneas del desierto de Nazca, en Perú, o los caballos de las mesetas de creta, en Inglaterra.
Las limitaciones de la levitación moderna quizás no se aplicaran a los antiguos; puede ser que hubieran desarrollado mucho ese arte y se elevaran hacia el cielo a voluntad. Como otras facultades psíquicas, la levitación parece un arte casi perdido y que ahora vuelve a interesar a estudiantes decididos. Quizás algún día los levitadores modernos podrán «volar» como aquellos druidas de la antigüedad.

Las noticias acerca de los «vuelos» de los antiguos sugieren a algunos investigadores que se trataba de viajes astrales, más que de un traslado del cuerpo. Ciertamente, muchos relatos de levitaciones y vuelos parecen sueños lúcidos, y los sueños en que se vuela son una experiencia muy corriente.

Se dice que santa Teresa de Jesús, había sabido mantener su habilidad en secreto, con la complicidad de algunas religiosas del convento. Estas se aterrorizaban al ser testigos de algo que iban más allá de su capacidad de comprensión. Pero un día vino a descubrirse todo, y así lo explicaría ella en sus memorias. En cierta ocasión, durante una misa que celebraba el obispo Álvaro de Mendoza, descendió éste del altar mayor seguido por sus acólitos y se dirigió a un orificio en el muro, al otro lado del cual desfilarían las religiosas para recibir la hostia.
En el momento de arrodillarse Teresa, una expresión de felicidad celestial apareció en su rostro, a la que siguió un grito de pánico. En el momento de recibir la hostia se elevó en el aire y fue a desaparecer allá arriba. La santa intentaba resistirse cuando sentía que los pies dejaban de tocar el suelo. Al principio se asustó terriblemente y lo mismo sucedió a las otras monjas al verla, pero decidieron al final aceptar la irremediable. Si Teresa tenía que elevarse en el aire, era porque Dios así lo había ordenado.

No hace falta ser santo para levitar

Uno podría pensar que sólo los santos hallándose en pleno éxtasis místico –y sufriendo en ciertos casos de hipertiroidismo- han poseído la facultad de levitar. Sin embargo, no siempre ha sido así. Apenas en 1951, cierto E. A. Smythies, consejero británico en el Gobierno de Nepal, vio a un joven levantarse medio metro del suelo, sin que hubiera truco de por medio, y caer pesadamente al suelo. El fenómeno de repitió varias ante las miradas perplejas del inglés. Averiguó más tarde que el acto de levitación lo realizaba el nepalés con relativa frecuencia, sin poder evitarlo.

¿Era un poder misterioso, desconocido por el joven nepalés, incontrolable, el que decía elevarse en el aire? ¿Existen casos en que un ser humano normal y corriente pueda realizar este acto a su antojo? El Surya Siddantha, libro sagrado de la India, explicaba que los Siddhas, adeptos de ciencias avanzadas, podían volverse ligeros o pesados, a voluntad. Y de todos es conocido el ejemplo de los faquires, que también pueden levitar, de acuerdo con la tradición y los testimonios ocasionales.

¿Puede levitar cualquiera que se lo proponga? En 1977, el Maharishi Mahesh Yogi decía que tal cosa es posible cuando existe una perfecta coordinación mente-cuerpo y daba consejos para conseguirlas. De acuerdo con las enseñanzas del Patanjali, texto donde se resumen las prácticas del yoga, es preciso, para levitar, seguir estos puntos: primero, el sujeto debe fijar su atención en un objeto cualquiera; segundo, mantener largo rato esa concentración, olvidando lo que no sea ese objeto; tercero, seguir concentrado en el objeto. El sujeto está finalmente listo para levitar.
Después de echar una rápida ojeada a lo que hicieron algunos santos católicos y ascetas de la India, no habrá más remedio que acercarnos a uno de los médiums más prodigiosos de todos los tiempos. Como es el caso del Daniel Dunglas Home.

Pero, como todo aquel que en un momento de su vida ha podido seguir estos artículos, sabrán que, como diría el general Custer; “ Por ahí no van estos tiros”.

Por lo tanto, y hablando de levitar, no quiero recordarles a Vds. o recordaros a vosotros, algo que ya deberían saber o más familiarmente, deberíais saber…

Me refiero a esos nuevos ricos, nuevos sabios, nuevos descubridores de las cosas que antes desconocían y ahora acaban de conocer. Es más, se sienten con esa autoridad propia de aquel que acaba de finalizar algo tras varios años de trabajo en el día a día, como puede ser una investigación. Es más, en el caso de los políticos, se olvidan que lo han elegido humanos y no solo por un momento, sino hasta a lo largo de cuatro o los años que hagan falta, se creen elegidos por Dios.

Pero, no de forma como si se tratara de Jesús en la tierra y servir a los demás. Que va! , hasta ahí podíamos llegar. Se sienten como si de Dios vivo fueran, regresará, nada de sufrir o trabajar para y por los demás, nada de eso, vienen para pasear y recoger los frutos sin sacrificio alguno. Estos, si que levitan, pero de una manera muy, pero que muy, equivocada.

Que pasa cuando un político electo por el pueblo, se cree electo por Dios. Acaso que , lo ha elegido un colega, y por lo tanto, es un dios más- Y el día después? A levitar!. Flotando?. No, pisando la calle mayor, principal, real, ancha, etc. Como la llamen en cada pueblo. Pero, de tal manera que, como si los demás que, hasta hace unos meses, medían unos centímetros más o menos que él, de repente,por designios de un dios amigo, pasaran a estar en un plano inferior al suyo, allí abajo, sí, abajo.

Y que les pasa a estos chicos y chicas de buenas familias que tanto hemos apoyado y hemos dado días , momentos, opiniones, votos y hasta más de una discusión , donde unas veces ganábamos adeptos al defenderlos y otras, nos íbamos un poquito colorados a casa?.

Entonces , ellos o ellas mism@s que, se pierden al levitar?

Se pierden perspectiva, empatía y sentido de la realidad. Es más, no hay que hacer desacertadas declaraciones ni cometer grandes fallos, para ser como los de antes, si, los anteriores, los demás, los que ocupaban los mismos cargos y se les criticaban por lo mismo, por levitar.

Claro, que para eso, hay que tener los pie en los suelos, por lo tanto, con cariño, una madre, le decía a un hijo que desde hace unos meses, ya ocupando cierto cargo y que por mimetismo y a juicio de esa madre, el niño, ya estaba levitando, le decía el otro día; “ hijo mío, créeme, te lo digo de corazón, como yo nadie te querrá igual, por ti y por tu familia… deja de levitar!!”.

Pues eso, no nos hagáis sentirnos mal por algo que hemos hecho, como el votar. Y recuerda que, probablemente, la primera vez, me engañaste tú, la segunda…procuraré no engañarme yo.




A mi amigo Pacorro, que renunció a ser como nunca quiso ni le educarón para que lo fuera.

1 comentario:

  1. Como siempre, muy ácido y mordaz en tus artículos. Desde luego no te falta razón. A los que hace unos meses se les veían tan terrenales, ahora flotan o levitan, como bien dices.
    Feliz Navidad

    Juan Rodriguez

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