Se apagó su apaciguador susurro, esa voz de cálido invierno,
como una hoguera en lo profundo del bosque, iluminando el tránsito emocional de
los desorientados. Leonard Cohen ha muerto a los 82 años.
Nacido en Montreal, Canadá, en 1934, Cohen, que creció en el
seno de una familia judía, fue poeta antes que músico. Entre 1959 y 1966
publicó cinco libros de poesía por los que recibió grandes elogios de la
crítica y las comparaciones con James Joyce. Sin embargo, en 1967, se trasladó
a Nueva York y frecuentó la Factory de Andy Warhol y el hotel Chelsea,
nutriéndose del bullicio artístico de una metrópoli imparable. Allí conoció a
Judy Collins, a la que cedió su canción Suzanne, pero también a John
Hammond, el cazatalentos que descubrió a Billie Holiday y Bob Dylan, entre
otros, y que le permitió grabar en Columbia su primer álbum.
Publicado en 1967, Songs of Leonard Cohen era una
fabulosa rara avis en plena efervescencia de la psicodelia en el
rock. El cantautor desplegaba una sensibilidad extraordinaria para tratar
asuntos sentimentales a los que elevaba a otra dimensión gracias a sus
poderosas imágenes y connotaciones religiosas. Suzanne, Sisters of Mercy o So
Long, Marianne sonaban a clásicos del folk, con esos arpegios delicados,
esas guitarras acústicas y ese timbre espiritual en su voz. Songs from a
Room, que vio la luz apenas dos años después, rastreó con la misma lucidez
y estética febril esas emociones vagabundas. Story of Isaac, Bird on the
Wire o The Partisan, revisión de la canción francesa compuesta
durante la II Guerra Mundial La complainte du partisan, consolidaban
al músico canadiense como un autor de primera categoría.
En 1974, salió New Skin for the Old Ceremony, producido
y arreglado por su amigo el pianista John Lissauer. A través de canciones como There
is a War o Field Commander Cohen, el músico desarrolló un amplio
abanico de metáforas sobre la guerra para referirse a la batalla de la
existencia, algo que marcaría su lírica hasta el final de sus días cuando
todavía en su último álbum incluía Treaty,donde sugería el final de una
guerra con una solución pactada. En 1977, se alió con el prestigioso productor
Phil Spector para sacar Death of a Ladies Man, pero los resultados no
fueron muy satisfactorios y ambos acabaron como el rosario de la aurora.
No sucedió lo mismo con dos de sus obras siguientes: Recent
Songs y Various Positions, publicadas en 1979 y 1985 respectivamente.
En ellas, el compositor mantenía su perfil de vigilante sentimental, con
canciones que terminaron por convertirse en clásicos de su cancionero como The
Gypsy’s Wife, Dance Me to the End of Love y Hallejujah, una de sus
más versionadas. Pero el éxito comercial le llegaría en 1988 con I’m Your
Man, donde se intentó acercar a los tiempos incluyendo sintetizadores.
Este disco puso al músico en una órbita mayor, trascendiendo los ámbitos del
folk donde figuraba.
Como un caballero, con su sombrero y su flaqueza estilística, Cohen aportaba sex-appeal al noble arte de componer canciones y cantarlas. Su interpretación vocal, muchas veces criticada y entendida como una especie de ser un anticantante, guardaba una sensibilidad maravillosa. Con esos tonos sosegados y esas evocaciones poéticas, el músico se mostraba extraordinariamente íntimo y humano, capaz de cincelar con sus canciones los sinuosos trazos del alma. Un perfil que no perdió en trabajos como The New Songs, editado en 2001.
Los reconocimientos, a través de discos tributo, palabras
entregadas de otros artistas o galardones, se sucedieron a partir de los
noventa mientras se sumaban algunos fracasos comerciales. Peor fue la vida que
arrastraba con fuertes episodios de pánico y problemas con el alcohol y
dependencia a los antidepresivos. Sin embargo, encontró el sosiego necesario en
el monasterio budista de Mount Baldy hasta que en 2005 anunció que había sido
traicionado y estafado por su representante Kelly Lynch, que había estado
desviando millones de dólares a otra cuenta.
Se quedó en la ruina. Tuvo que vender hasta su casa para salir adelante. Pero fue el detonante para que regresara a la carretera con más fuerza que nunca, protagonizando algunos conciertos magníficos de casi tres horas. Ya septuagenario, Cohen demostró que, además de conseguir sanear las cuentas con los directos, estaba en un estado de forma envidiable. Los discos Old Ideas(2012) y Popular Problems (2014) estaban repletos de baladas y medios tiempos de una sugerencia fascinante, en donde reivindicaba la madurez y la reconciliación del pasado con el presente.
Fascinado por la figura de Federico García Lorca, desde que
se hizo con un libro suyo en una librería con 15 años, el músico recibió el
Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2011. En la rueda de prensa para
recoger el galardón, dijo que Lorca fue el poeta que “más influyó" en su
juventud. "Fue el primer poeta que me invitó a vivir en su mundo”, afirmó.
Tanto, que a su primera hija le puso por nombre Lorca. Ya, en 1986, había
participado en el disco Poetas en Nueva York,en el que artistas como Lluís
Llach, Paco y Pepe de Lucía, George Moustaki o Angelo Branduardi musicalizaban,
a modo de homenaje, poemas de Lorca.
Pero, esto solo son datos de su biografía… las estrellas
como las grandes personas que nos abandonan
porque dicen que han muerto, cuando dejan huella y ese arte para
nuestros oídos y corazones… siguen vivos en cada persona sensible que tiene
presente su obra.
Por eso, hoy que he tenido como banda sonora su música y poesía…
me atrevo a decir que sigue aquí, lo escucho y lo vivo… aunque digan que ha
muerto…
Verdad que no, Leonard?
La sigues bordando...
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