Es difícil generalizar a
la hora de hacer una reflexión y opinar sobre cualquier grupo de trabajo;
empresa, estudio, objetivos sociales, etc,.
Para alguien que siempre
ha trabajado en equipo desde la adolescencia, resulta difícil entender cómo se
les denomina equipo (de gobierno, trabajo, directivo) a un grupo de personas
que desconocen las funciones que ocupan dentro de una estructura propia de la
responsabilidad de un equipo.
Igual me meto en un
charco. Pero, desde hace un par de décadas, suele ocurrir habitualmente en la
política y a la hora de gobernar. A la hora de trabajar, no es lo mismo.
Cuando no se está
gobernando. En el frente de la labor dura y constante suelen estar los más
idóneos para conseguir los objetivos.
Sin embargo, a la hora de
asumir la responsabilidad de gobierno, es distinto. Grave error.
Hoy no vale competir con
imágenes o nuevas tecnologías desde un gobierno, el que sea, con nuestros
menores que manejan los selfies, redes sociales y canales youtube.
Lo que prima son los
resultados y no las imágenes ni el photoshop.
Cualquier responsable de
un área ha de saber que ocurre en ella. Es el o la responsable y por ello se
les paga.
En la empresa privada,
prima la competencia y la incompetencia no pasa desapercibida. Es más, tiene
sus consecuencias claras y en tiempo.
En el caso de un equipo
de gobierno en cualquier administración pública, al parecer, no es necesario la
competencia. Es más, ni se les supone.
Aún detectándose la
inoperancia del cargo, se juzga cada 4 años. Sin embargo, el pueblo, al elegir
las siglas o al líder, puede “sufrir” otros 4 años de la irresponsabilidad de
los inoperantes de antes.
Lamentablemente es una costumbre que no termina de morir, pero
tener a un miembro en una posición en la cual no debe estar, diluye no
solamente el liderazgo de la cabeza sino también los esfuerzos y la moral de
todo el equipo. Un líder siempre debe ocuparse de que todos los miembros de su
equipo estén en la posición en la cual añadan el mayor valor.
Este sistema, en algunos países
hispanos, se les denomina clientelismo. Flaco favor se le hace a la población
cuando él o la inoperante, a sabiendas de su incompetencia, se sabe agradecido
o agradecida a su mentor o mentora. Eso crea una especie de pleitesía al jefe o
jefa.
Esto es horrible, esa pleitesía
conlleva servir al jefe o jefa aunque no sean ellos quienes te pagan, pues
siempre paga el pueblo, y este, tiene miles y miles de caras, ideas, religiones,
estaturas, tallas y preferencias futbolísticas.
Esta forma de aglutinar
equipos para gobernar no es buena para quien tiene oportunidad de formar un buen
equipo de gobierno y puede resultar frustrante
para la ciudadanía.
Para el gobierno de mi
ciudad, comunidad y para España, deseo lo mejor. Por mi familia, mis vecinos y compatriotas.
Al final, no somos lo que decimos sino lo que hacemos.
Dios proveerá.
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