En 1524 llegó a la Nueva España un grupo de doce frailes franciscanos y poco después arribaron dominicos y agustinos. En 1540 ya había un centenar de misioneros diseminados por todos los territorios conquistados. Por otro lado se fundarón las diócesis de Tlaxcala, México, Michoacan y Oaxaca.
Cada fraile, al llegar, se imponía dos tareas: aprender una o varias lenguas indígenas y conocer las costumbres relacionadas con el culto de los antiguos dioses. La misión principal de los misioneros fue el imponer la fe cristiana entre los naturales mediante la prédica, la preparación de catequistas, la redacción de doctrinas o catecismo y la imposición de sacramentos como el bautizo y el matrimonio.
Su obra no se detuvo ahí: congregaron a los indígenas en nuevas poblaciones, levantaron conventos, capillas e iglesias, construyeron caminos, puentes y acueductos, construyeron hospitales y escuelas donde se enseñaban diversos oficios, defendieron a los nuevos cristianos del abuso de los enconmenderos y registraron las costumbres e historia de los antiguos pueblos indígenas.
La labor evagelizadora de los frailes fue llevada a cabo con mucho entusiasmo; muchos murieron por el agotamiento y la vida austera que llevaban. En poco más de 40 años habían cambiado la mentalidad de millones de indígenas, quienes convertidos al cristianismo crearon la mayor nación católica de su tiempo. Estamos hablando de una España Evangelizadora.
Y ahora?, que pasa 500 años después?
Según citan diferentes medios de comunicación, dentro de la aeronave que le llevó hasta Galicia, el papa Ratzinger aseguró que cuando este año anunció la creación de un nuevo dicasterio para la nueva evangelización pensó en Occidente y especialmente en España.
El Pontífice manifestó a los periodistas que le acompañan desde Roma a Santiago de Compostela que viajaba como peregrino y resaltó «el amor que siente por España».
«Con el nuevo dicasterio he pensado en el mundo entero pero, sobre todo, en Occidente con su secularismo y laicidad, por lo que hay que renovar la fe para responder a esa laicidad», dijo el Papa, que manifestó que se trata de un problema que sufren tanto España como Francia, la República Checa y el Reino Unido.
El Obispo de Roma afirmó que España siempre ha sido un país originario de la fe y exportador de la misma y que el nacimiento del catolicismo en el Renacimiento se debe a España.
Destacó figuras como San Ignacio de Loyola, Teresa de Ávila y San Juan de Ávila, de los que dijo que han renovado el catolicismo y formado la fisonomía del catolicismo moderno.
«Pero igualmente, es verdad que en España ha nacido una laicidad, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo, como se vio en la década de los años treinta. Y ese enfrentamiento, disputa, entre fe y modernidad ocurre también hoy de manera muy vivaz», dijo.
El Papa manifestó que, por ello, para el futuro es «necesario que no haya un enfrentamiento sino un encuentro entre fe y laicidad». Preguntado por el mensaje que trae en este segundo viaje a España dijo que en él se condensan dos temas: la peregrinación, es decir, el ponerse en camino, y la belleza, la continuidad entre tradición y renovación.
«El mensaje es no perder el camino de la fe y buscar la belleza de la fe en este mundo moderno», señaló.
Y los anti-cruces?
Vaya por Dios, que mala pata. Al parecer, se ha dado un paso atrás a las aspiraciones de la Asociación Cultural Escuela Laica (ACEL) de retirar todo símbolo religioso de las aulas y edificios públicos.
¿El motivo? La inadmisión a trámite de un recursos de amparo planteado por ACEL ante el Tribunal Constitucional (TC) contra una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) que dejaba en manos de los padres la retirada de crucifijos del Colegio Macías Picavea de Valladolid. Esos crucifijos...
La justificación dada a esta decisión por parte del TC , según informan los medios de comunicación, fue la presentación del procedimiento fuera de plazo. El Constitucional considera que se planteó recurso contra una decisión administrativa, para la que se fija un plazo máximo de 20 días hábiles, no contra una sentencia judicial, que alarga la demora posible a 30 días también hábiles.
El Tribunal entiende que el recurso se plantea contra la sentencia del TSJCyL y no contra un acuerdo del Consejo Escolar del centro, que fue anulado por el Juzgado de lo Contencioso Administrativo por contrario a derecho, pero revivido en parte por la sentencia de este Tribunal.
De este modo, la permanencia o retirada de símbolos depende de la existencia o no de peticiones de retirada de los mismos. Así, siempre que los padres soliciten la retirada de crucifijos, deberían quitarse de aquellas aulas donde los padres entiendan que «perturban a sus hijos, opción que se extendería espacios comunes», tal como planteaba inicialmente Escuela Laica, que tras conocer la decisión judicial estima que «se ha perdido una inmejorable oportunidad para cerrar de una vez por todas el debate sobre la neutralidad del Estado en materia simbólica y el respeto a los derechos fundamentales de las personas».
Del mismo modo, argumenta que esa manifestación pública, por parte de los padres, sobre la presencia o no de crucifijos en las clases o pasillos, «vulnera el derecho a no realizar declaración alguna que ponga de manifiesto ideologías o creencias», a la par que ACEL denunciaba que «la neutralidad del Estado solamente se garantizaba si los edificios públicos estaban libres de cualquier simbología confesional». Esos crucifijos…
Por último, apuntaron que «el TC no nos ha quitado la razón, simplemente ha evitado manifestar su parecer con un ardid que esquiva un problema de fondo, como es el de la libertad de conciencia en nuestra sociedad».
Y se quedan tan panchos.
En fin, lo dice Curro, “Mi querida España, quien te ha visto y quién te ve. Antes Evangelizadora y ahora, un país por evangelizar”.
Fuentes:
Agencia Efe
Fortunecity.es
Ángel Corbalán
Cosas de Curro.
AL PECHO LLEVO UNA CRUZ Y EN MI CORAZÓN LO QUEDICE JESUS.
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